En agosto de 1986, Joan y Josep Roca abrieron El Celler al lado mismo
de Can Roca, el bar y restaurante de sus padres. El libro expone la
trayectoria ascendente de la casa en estos veinte años de historia, paso
a paso y persona a persona, porque son tres los protagonistas, una vez
incorporado al grupo el pequeño de los hermanos. Es pues un libro de
tres; Joan, Josep y Jordi Roca (además de los padres cuyo bar fue la
incubadora del proyecto). Tres hermanos, tres partidas. Solidez técnica,
conocimiento culinario, capacidad imaginativa se integran en la
confección del esquema ideal que es todo festín. Trabajan en equipo en
pro de una cocina creativa, de vanguardia, en conceptos y técnicas. En
El Celler, las partes básicas de todo restaurante, cocina salada y
cocina dulce se conjugan tan perfectamente con la bebida (no siempre
vino) que nos hace sospechar que estamos cerca del paraíso. En un
supuesto así, el grado de satisfacción del comensal es elevado, desde
luego: flota en el placer. Allí se celebra dos veces por día una función
que deja el habla en un segundo plano, porque la palma se la llevan la
vista, el olfato, el oído, el tacto, el gusto. El autor lo subraya y
pone ante el lector una de las más bellas y antiguas representaciones
occidentales de los cinco sentidos, como icono artística de referencia,
paralelo, análogo. Como lo es también el símil musical sugerido en el
título, nacido en la rueda de deleites gastronómicos desplegados en la
casa: una sinfonía fantástica ejecutada con rigor y en plenitud, con
tres solistas, el primer violín, la viola y el violonchelo.